
Esta temporada de huracanes podría ser inusualmente impredecible
05/25/2023Los meteorólogos enfrentan incertidumbre mientras predicen la próxima temporada de huracanes en el Atlántico, que comienza oficialmente el 1 de junio. La presencia de El Niño, un patrón climático que generalmente reduce la actividad de los ciclones tropicales, normalmente indicaría una temporada más tranquila. Sin embargo, las aguas oceánicas inusualmente cálidas en el Atlántico podrían contrarrestar este efecto y dar lugar a una temporada activa. Las aguas cálidas brindan las condiciones necesarias para que se formen e intensifiquen los ciclones tropicales. El momento y la aparición generalizada del calentamiento del océano han llamado la atención de los científicos del clima, ya que se extiende más allá de los puntos calientes habituales del Pacífico asociados con El Niño. Esta combinación de factores dificulta determinar qué influencia prevalecerá en los próximos meses.
Las temperaturas oceánicas más cálidas que el promedio observadas en áreas clave para el desarrollo de huracanes, como el Caribe y África Occidental, podrían aumentar la formación y el fortalecimiento de los ciclones tropicales. La presencia de El Niño, que normalmente trae condiciones atmosféricas más secas y estables, normalmente disminuiría la actividad en estas regiones. Sin embargo, el calentamiento de los océanos se está adelantando a la llegada prevista de El Niño, lo que genera incertidumbre en los pronósticos estacionales. El Niño también está asociado con el aumento de la cizalladura del viento sobre el Atlántico, lo que dificulta la organización e intensificación de las tormentas. Los pronósticos tempranos de la temporada de huracanes han variado, algunos predicen una actividad por debajo de lo normal debido a El Niño y otros reconocen el impacto potencial de las temperaturas cálidas del océano.
Los meteorólogos enfatizan la necesidad de que los residentes costeros se mantengan preparados y vigilantes, incluso durante las temporadas de huracanes más tranquilas. Advierten que una sola tormenta extrema aún puede tener efectos catastróficos, independientemente de la perspectiva estacional general. La interacción entre la cizalladura del viento inducida por El Niño y las aguas cálidas del océano presenta una batalla atmosférica compleja que es difícil de predecir. El desarrollo y la fuerza de El Niño siguen siendo inciertos, ya que su comportamiento durante la primavera del hemisferio norte es difícil de pronosticar. En consecuencia, los posibles riesgos y resultados de la próxima temporada de huracanes en el Atlántico siguen siendo inciertos y requerirán un seguimiento continuo.